Desde hace tiempo una rara, pero muy intensa sensación me persigue.. como si viviera en dos tiempos a la vez - en el ahora, es decir, en el momento actual, y en el futuro cuando todo lo de ahora se acabó ya. Nunca antes la percepción del tiempo fue tan agudo, ambiguo, doloroso. No se trata de saber que todo tarde o temprano termina, sino sentir profundamente este mismo fin hasta incluso cierto estado de pánico. El tiempo no solamente vuela o corre, el tiempo está siempre adelante y lo que percibo es su huella reciente, su "ha estado hace poco". Lo bueno, lo malo pasan tan rápido que no puedo relajarme, respirar tranquilamente, no consigo paz ni por un momento. Lo máximo que puedo conseguir es olvidar, narcotizarme por un rato con tareas cotidianas, pero esto no es la paz.
Cuando estoy con mi madre, ya en parte experimento su muerte, mi vida sin ella, y esto me rompe el corazón (como si ya no estuviera roto). Siento esa pérdida vívidamente, con mi piel, con mis manos. Miro a mis manos y veo, percibo esa sensación. Estoy en el momento cuando ella está viva, y me encuentro a la vez en varias dimensiones donde ya no está. Y así me veo dentro años, décadas; así vuelo en el vacío sin tierra bajo mis pies, sin nada para agarrarse. Intento, realmente intento estar aquí y ahora, envolverme completamente en el momento dado, vivirlo, pero no puedo deshacerme de esta otra realidad simultánea del futuro, no puedo sincronizarme con el paso del tiempo. Lo más ansioso es que ya no es algo metafórico como era en el pasado: "ah, cómo vuela el tiempo!.. Hay que disfrutar el presente", sino que aquella metáfora más bien mental se transformó en algo real, palpable. Ya no me parece una idea vaga, sino lo Real, y con toda la crudeza de lo Real. El ahora no me sucede en su plenitud, no me rellena como me gustaría, o - diría - no me ciega antes del sinsentido de la vida misma, sino siempre escapa dejándome pistas, alusiones, tristezas.
Me pregunto a veces, ¿entonces cómo conciliarme con esa existencia dolorosa? con que el tiempo me elude? ¿En qué encontrar alivio? ¿Cómo justificar para mí misma el sentido de seguir existiendo? Y me viene a la mente la única razón, el único consuelo, que me podría dar un abrazo tierno y protector y es la gente que amo y que me ama a mí. La gente que amaré y que me amará a mí. Pasar esos momentos elusivos con ellos. Que me cojan la mano y que no siente este vértigo tan fuerte. Al final, nada - ni dinero, ni estatus, ni incluso conocimiento y libertad - importa tanto como el amor. El auténtico cariño y el amor.