¿Y si este agonizante maratón por productividad a toda costa (que igual no cumplo ni de lejos) es una ficción? Ilusión? Mentira que me contaron y que creo? Y si deambular por las tiendas de vez en cuando mirando cositas bonitas también es una parte importante de la vida y también vale la pena? Y si de vez en cuando es permisible ver varios episodios enseguida de Peaky Blinders en Netflix sin pensar luego “qué pérdida del tiempo! ¡No has hecho nada útil hoy!”? No solamente leer algo, aprender algo, mejorar algo, y tampoco estar en modo contemplativo, creativo, o sea siempre hacer algo “de calidad” sino NO HACER NADA PRODUCTIVO?? En otras palabras, ¿y si de vez en cuando deliberadamente PERDER EL TIEMPO también vale la pena?
Claro, sé perfectamente las respuestas, pero el inconsciente es otra cosa. Mi problema es el tiempo, tenemos una relación muy complicada. A él le importo un bledo, y a mí él me da pánico. Corre tan rápido que no llego a percibirlo, no llego a VIVIR. Quiero hacer tantas cosas, leer tantos libros, conocer tantas experiencias, pero el tiempo se desliza entre mis dedos como arena, y casi lo único que me queda es mi angustia por NO poder vivir. De ello viene mi casi obsesión con rellenarlo lo máximo posible con las cosas que me importan: libros, arte, filosofía, reflexiones, contemplaciones… las únicas cosas por las que se merece vivir (o aguantar esta vida). Pero debo aprender a pararme SIN remordimientos. Parar por parar. ¡oh, cuánto más me queda aprender!.. (y qué placer en ello!)
Claro, sé perfectamente las respuestas, pero el inconsciente es otra cosa. Mi problema es el tiempo, tenemos una relación muy complicada. A él le importo un bledo, y a mí él me da pánico. Corre tan rápido que no llego a percibirlo, no llego a VIVIR. Quiero hacer tantas cosas, leer tantos libros, conocer tantas experiencias, pero el tiempo se desliza entre mis dedos como arena, y casi lo único que me queda es mi angustia por NO poder vivir. De ello viene mi casi obsesión con rellenarlo lo máximo posible con las cosas que me importan: libros, arte, filosofía, reflexiones, contemplaciones… las únicas cosas por las que se merece vivir (o aguantar esta vida). Pero debo aprender a pararme SIN remordimientos. Parar por parar. ¡oh, cuánto más me queda aprender!.. (y qué placer en ello!)