Todo es efímero.
Y eso es lo más bello y lo más triste.
Una ambigüedad eterna.
te quiero, te olvido
Quédate, vete
Para siempre, nunca más.
Mañana ya no me sentiré así.
Qué alivio.. y qué pena.
Soy poeta sin saber hacer rima.
Pero sé contemplar la belleza
Oírla. Tocarla. Encontrarla por todas partes, incluso en el dolor.
Quiero escribir palabras, unirlas como perlas en un collar.
No.. no me atrevo hablar - soñar, al contrario, sí - de las perlas, me conformo con una mezcla artesanal de abalorios, quizás simple pero creativa y con su propio carácter. Pero palabras, ¡por favor! ¡No quiero que me miréis, quiero que me leáis!
Pero de qué estoy hablando.. Ya no valen palabras. Sólo imágenes, como el único medio de manifestarse, de transmitir el mensaje "existo". Y si uno consigue que la imagen suya grite suficiente explicita y claramente para capturar la atención, entonces tiene recibido el segundo mensaje "existo y soy guay".
Pero ya está, no hay nada más. Es un final. El botón "me gusta" es un final. Venga, siguiente imagen. Un dedo desliza de abajo hacía arriba, abajo arriba, abajo arriba. ¡Rápido, rápido! Devorar, absorber, olvidar, repetir. No hay tiempo de parar y pensar "¿y qué quería decir el autor?". El autor ya no quiere decir nada. El autor ya ha muerto, nosotros lo hemos matado.
Y eso es lo más bello y lo más triste.
Una ambigüedad eterna.
te quiero, te olvido
Quédate, vete
Para siempre, nunca más.
Mañana ya no me sentiré así.
Qué alivio.. y qué pena.
Soy poeta sin saber hacer rima.
Pero sé contemplar la belleza
Oírla. Tocarla. Encontrarla por todas partes, incluso en el dolor.
Quiero escribir palabras, unirlas como perlas en un collar.
No.. no me atrevo hablar - soñar, al contrario, sí - de las perlas, me conformo con una mezcla artesanal de abalorios, quizás simple pero creativa y con su propio carácter. Pero palabras, ¡por favor! ¡No quiero que me miréis, quiero que me leáis!
Pero de qué estoy hablando.. Ya no valen palabras. Sólo imágenes, como el único medio de manifestarse, de transmitir el mensaje "existo". Y si uno consigue que la imagen suya grite suficiente explicita y claramente para capturar la atención, entonces tiene recibido el segundo mensaje "existo y soy guay".
Pero ya está, no hay nada más. Es un final. El botón "me gusta" es un final. Venga, siguiente imagen. Un dedo desliza de abajo hacía arriba, abajo arriba, abajo arriba. ¡Rápido, rápido! Devorar, absorber, olvidar, repetir. No hay tiempo de parar y pensar "¿y qué quería decir el autor?". El autor ya no quiere decir nada. El autor ya ha muerto, nosotros lo hemos matado.